No existen productos en el carrito
Las tareas de la casa son de nunca acabar, día a día se repiten, por lo que abruman y pueden llegar muchas veces a ser motivo de conflicto en la familia, especialmente si están concentradas en pocos.
A medida que los niños van creciendo, es posible ir haciéndolo partícipe de las tareas domésticas. De esta manera, el trabajo se vuelve una actividad colectiva y compartida, que nos deja a todos, más tiempo libre para estar con los amigos, la familia o para hacer actividades de disfrute individual. La clave está en generar una disciplina cotidiana que tenga como objetivo principal, mejorar la convivencia en el hogar con la ayuda de todos.
La edad del niño nos va a indicar qué tarea puede ir realizando. Desde los 3 años en adelante, los niños son capaces de comprender y ejecutar ciertas órdenes. Lo importante es ir poco a poco, llevarlos de la mano, y que la tarea que se les dé, esté en directa relación con sus pertenencias: recoger su ropa, guardar sus zapatos en el closet, recoger sus juguetes, etc. A medida que van creciendo, y cuando ya tienen incorporadas estas tareas, se les puede asignar otras relacionadas con la casa, por ejemplo: regar las plantas o ayudar a limpiar el polvo con un paño.
Desde los 6 años, cuando ya saben leer y escribir, es posible pedirles ayuda escribiendo ciertas tareas en la pizarra de la cocina, o la lista del supermercado. Ambas actividades necesariamente se hacen en conjunto, los padres le dictan a sus hijos qué vamos a necesitar. Eso les hace sentir necesarios y un aporte en el funcionamiento de la casa. En el mismo sentido, se recomienda que tengan cierta función indispensable donde sepan que es muy importante su rol en dicha actividad, como por ejemplo: alimentar al gato.
Cocinar también es una tarea que es posible hacerla todos juntos. Dependiendo la edad de los hijos, se puede ir delegando distintas etapas como por ejemplo: juntar las verduras que vamos a utilizar, lavarlas y luego picarlas (si es que ya hay un manejo seguro de los cuchillos). Las tareas colectivas fomentan la sensación de autoestima, ya que ayudan a sentirse parte de un objetivo común.
Los adolescentes, por otro lado, deben tener tareas ya establecidas como por ejemplo: hacer su cama diariamente, levantar la mesa, hacer el aseo de su pieza etc.
Estas actividades pueden generar cierto rechazo independiente de la edad de nuestros hijos, es por esto, que los especialistas recomiendan ciertas claves para que este proceso sea más llevadero. Algunas de ellas son:
Poco a poco nuestros hijos deben ir incorporándose a los quehaceres de la casa, de esta manera, la vida cotidiana podrá ser más llevadera para cada uno de los integrantes de la familia. Lo importante es siempre tener como objetivo principal, una convivencia más tranquila para todos.